En determinado pensamiento, como el budista, pero tambien en la ciencia, hay un principio llamado “origen dependiente” que dice que todo, tanto lo que sentimos como lo que vemos, depende de causas y condiciones. Entender cómo funciona la causalidad es importante para entender cómo nuestras experiencias, como el dolor y el placer, vienen de causas tanto internas como externas. En la literatura budista, se mencionan dos tipos de causas: las externas, como cosas y eventos físicos, y las internas, como eventos mentales y cognitivos.
Entender cómo se relacionan nuestras experiencias internas, como nuestros pensamientos y sentimientos, con el mundo externo es una cuestión importante . Algunos piensan que el mundo que vemos es solo una proyección de nuestras mentes, pero otros creen que hay una realidad externa independiente de nuestra conciencia.
En cualquier caso nuestra percepción, tanto de nuestras experiencias internas como las externas dependen de como nuestra mente las interpreta.
Muchos científicos asumen simplemente que la mente humana es inherentemente inestable y que poco se puede hacer para cambiarlo. Es un argumento central de este libro que no solo podemos mejorar nuestra capacidad de atención, sino que podemos hacerlo de manera dramática.
Mientras que los científicos han tratado de entender la mente mediante la investigación objetiva y tercera persona, los contemplativos han explorado la mente por medio de la investigación subjetiva y primera persona durante milenios. Tal investigación sobre la naturaleza de la mente es la meditación, y la meditación verdaderamente efectiva es imposible sin atención concentrada.
La mente no entrenada oscila entre la agitación y la apatía, entre la inquietud y el aburrimiento. Por lo tanto, la cultivación de la estabilidad atencional ha sido un elemento clave de las tradiciones meditativas a lo largo de los siglos, produciendo una rica colección de técnicas y prácticas. Este rico tesoro de métodos tradicionales es un excelente lugar para comenzar a buscar formas de mejorar la atención.
Ciencia contemplativa
Javier G. Gavira